Héroes sin capa.
A día de hoy sigo sin entenderlo, por mucho que me pare a reflexionar no comprendo por qué la vida fue tan injusta como para arrebatarle a mi madre y mi tía su padre con tan sólo trece y diez años, para diez años mas tarde y justo dos meses antes de la boda de mis padres perder a mi abuela. Sinceramente no llego a entenderlo, cómo tampoco me imagino el dolor y vacío que sienten, seguro que no es ni la mitad de lo que siento yo por no haberlos conocido. A mis primos mi hermana y a mi nos privaron del lujo de conocer a dos grandes personas y con ellos nos privaron de saber más de nuestra historia y nuestra familia. De ellos sólo tengo algunas pertenencias y fotos, pero eso no lo quiero porque lo que realmente quiero es que cada vez que no le hago caso a mi madre o me comporto como no debo poder tener a una abuela que me de un tortazo si hace falta o simplemente que me enseñara a cocer tan bien como ella, y mi abuelo seguramente me hubiese enseñado a conducir. Estos son sólo pequeños ejemplos de los lujos que hace muchos años se me arrebataron. No los conocí y en mi interior, muy en el fondo siempre he tenido un gran vacío que se que nadie podrá ocupar, al igual que el que dejó mi abuelo paterno al cuál si pude conocer. Para mí el día de los abuelos son todos los días del año, porque no hay ni un sólo día en el que no piense en ellos, en mis tres ángeles del cielo y en la única que me queda. Nada es igual desde que se fueron, y lo se porque mi madre y mi tía no son las mismas, esas dos perdidas las marcaron de por vida y dejaron heridas que nunca se sicatrizarán, un vacío que nadie podrá llenar. Siempre seréis mis héroes sin capa que con una sonrisa salvan vidas, porque eso fue lo que hicisteis estando en vida.
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